Pisé con firmeza el primer peldaño, accediendo a la lujosa máquina de vapor y busqué mi compartimento.
Me esperaba un largo viaje hasta París. Me dejé caer en el mullido asiento y observé a través de la ventana como los pasajeros iban accediendo al interior del tren. Diez minutos después la máquina inició el trayecto emitiendo un sonoro silbido.
El hambre asomó repentina y me dirigí al abarrotado restaurante repleto con la glamurosa élite de la urbe.
Tomé mi suculento almuerzo en una pequeña mesa al fondo, desde allí podía observar el tumulto.
Entonces apareció él, captó mi atención por sus agitados movimientos y también porque era realmente guapo. Avanzó hacia la barra y de repente tropezó. Apoyó su mano sobre la espalda de una llamativa mujer, se disculpó sonriente y se llevó la mano al bolsillo, algo brillaba entre sus dedos.
Me dirigí hacia la barra, me senté a su lado y pedí un café.Lo miré de reojo y me sonrió.
- Sí, por fin tengo el placer.
- ¿A qué se debe que una mujer tan bella viaje a mi ciudad?
- Negocios - añadí bebiendo el último sorbo de café y levantándome al mismo tiempo.Me guiñó el ojo, mi monedero cayó al suelo y él se inclinó para dármelo.
- Merci gentilhomme.
Enhorabuena
Saludos Insurgentes