«Rosario y Segismundo.»
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Hoy en casa de los Guevara están celebrando la Nochebuena sin más, les embarga la tristeza con la pérdida de los abuelos de la familia.
La comida no es la misma, -ninguno de sus nietos e hijos cocina como la abuela Rosario y el abuelo Segismundo-, el ambiente festivo brilla por su ausencia, deseando que lleguen los postres y acostarse para pasar este mal trago. De repente, los fogones cobran vida, el puchero empieza a hervir, el horno a 360 grados; la familia ojiplática no reacciona y de repente un silencio sepulcral invade la mesa. Solo se rompe con la voz de Rosario.
-¿Qué pensabais? ¿Creíais que os íbamos a dejar solos esta noche mágica? Pásame la pimienta Segis, -toma querida.
-¡Abuelos! ¡Estáis vivos, exclamó Pedrín!
- Sí, pero no, contestó la yaya, somos fantasmas y nos han concedido el honor de pasar con la familia esta Nochebuena, -si alguno no creía en ellos, que sepa que existen-, pasada la medianoche desapareceremos, ese es el trato con nuestros superiores. Hemos venido para alegraros la noche y despedirnos como mandan los cánones, no queríamos veros tristes. Cocinaremos nuestros platos como de costumbre.
El semblante de los Guevara irradia felicidad, ninguno se esperaba semejante sorpresa. Los niños son los más participativos, están menos asombrados que los adultos, alguno continúa paralizado.
Rosario y Segismundo han cumplido el sueño de volver a disfrutar de toda su familia, despedirse de ellos con alegría.
El reloj marca la medianoche, es hora de partir, hasta la próxima familia, se van como llegaron, sin hacer ruido.
La comida no es la misma, -ninguno de sus nietos e hijos cocina como la abuela Rosario y el abuelo Segismundo-, el ambiente festivo brilla por su ausencia, deseando que lleguen los postres y acostarse para pasar este mal trago. De repente, los fogones cobran vida, el puchero empieza a hervir, el horno a 360 grados; la familia ojiplática no reacciona y de repente un silencio sepulcral invade la mesa. Solo se rompe con la voz de Rosario.
-¿Qué pensabais? ¿Creíais que os íbamos a dejar solos esta noche mágica? Pásame la pimienta Segis, -toma querida.
-¡Abuelos! ¡Estáis vivos, exclamó Pedrín!
- Sí, pero no, contestó la yaya, somos fantasmas y nos han concedido el honor de pasar con la familia esta Nochebuena, -si alguno no creía en ellos, que sepa que existen-, pasada la medianoche desapareceremos, ese es el trato con nuestros superiores. Hemos venido para alegraros la noche y despedirnos como mandan los cánones, no queríamos veros tristes. Cocinaremos nuestros platos como de costumbre.
El semblante de los Guevara irradia felicidad, ninguno se esperaba semejante sorpresa. Los niños son los más participativos, están menos asombrados que los adultos, alguno continúa paralizado.
Rosario y Segismundo han cumplido el sueño de volver a disfrutar de toda su familia, despedirse de ellos con alegría.
El reloj marca la medianoche, es hora de partir, hasta la próxima familia, se van como llegaron, sin hacer ruido.
Reto creativo
«Un fantasma por Navidad»
👻 Tu familia está celebrando la Nochebuena. De pronto, aparece un fantasma. ¿Quién es? ¿Qué quiere? Cuenta lo que ocurre...
Graciñas, lo he disfrutado mucho!
¡Ay, cuánto se echa en falta a ciertos familiares que ya no están!
Saludos
Buen relato Insurgente.