«Sueños»

Aquel chico era...¿Cómo diría yo? Algo despistado.  ¡No!  más bien soñador. Soñaba mundos, soñaba historias, soñaba... " Toda clase de ridiculeces" le decía su padre. Pero él no se daba por vencido; su sueño era aquel día en que su libro saliera a la luz. Aquel día que sus fantasías, no lejos de la realidad, llegaran al público, aquel público que esperaba su relato con espectación. 
Pero ese día no llegaba, nunca le venía a la cabeza la forma de plasmar todo sus pensamientos, que a él le resultaban maravillosos, mágicos. Día tras día se sentaba y escribía, y día tras día llenaba su papelera de pedazos de papel arrugados. 
Se encerraba en su habitación, y releía una frase colgada encima de su escritorio "un escritor es, creo, alguien que presta atención al mundo". Ese era su lema, pero no sabía apreciar el mundo en el que vivía, por eso se evadía, imaginaba, soñaba. 
Se tumbó en la cama mirando el techo. Intentando que algo, alguien le susurrara una idea. Se imaginó a él mismo en la playa de pequeño; también sus tardes de paseo con su padre por el olivar; el olor a cocido en la cocina; la brisa del mar cuando su abuelo le enseñaba a pescar... De repente, oyó algo arañando el papel,  un sonido familiar pero con otro matiz. Sonaba dulce a la vez que firme. Levantó la cabeza, era su pluma. Bailaba sobre el papel, como una delicada bailarina. Escribía y escribía...lSe quedó mirándola, fijamente, temeroso de que cualquier movimiento pudiese romper la magia. Al cabo de una rato, paró. Esperó un poco antes de asaltar aquel papel. ¡Estaba lleno de palabras! Era su historia, su pensamiento, su...SUEÑO. 
COn una sonrisa, se volvió a tumbar en la cama y recordó aquella frase " un escritor es, creo, alguien que presta atención al mundo"