El desvelo de la noche fue el que guió mi mano
atrapada por el desaliento y el vacío que la llenaron de tinta.
Los garabatos y borrones impregnaron el papel
de aquellas viejos y usados cuadernos,
que en mi adolescencia se llenaron de sumas, restas, corazones y poemas.
Así comenzó a caminar mi pluma,
guiada por esa deseo joven, inocente,
que tan solo podía escribir sueños
deseosos de que un día se vieran cumplidos.
Y al levantar de nuevo la pluma
y perderse en la cruda realidad,
no me permite ver más allá de un lugar ruidoso,
donde la palabra miente, donde la vista engaña,
donde el oído no escucha, sino tan solo, lo que quiere oír.
De nuevo mi pluma desciende, aterriza sobre el usado cuaderno,
después de muchos años, demasiados años,
sumida en la tristeza de quien no vio cumplidos sus sueños.
vuelve a escribir mis deseos, mis anhelos,
mis apetencias mas mundanos y excitantes,
deseosos de que algún día se hagan realidad.
La inspiración siempre llega cuando menos se espera.
Saludos Insurgentes