En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme…
¿O sí? Porque allí comencé a ser quien soy, a descubrirme a mí misma y a tener muy claro lo que quería y lo que no.
En ese lugar de La Mancha profunda donde las tierras son áridas y predominan los colores marrones del campo a la espera de ser trabajados, los verdes de las vides, los amarillos de los girasoles y los rojos de los hermosos campos de amapolas.
Allí fui niña, fui adolescente y comencé a ser mujer.
Fui hija, nieta, hermana, prima y amiga.
La tierra que me vio crecer y donde viví algunos de los momentos más felices de mi vida, el lugar que me ofrece los mejores recuerdos junto a mis seres queridos.
El sitio al que siempre vuelvo y donde mi alma y mi corazón respiran tranquilos, respiran paz y felicidad.
En ese lugar de La Mancha donde fui feliz y donde siempre vuelvo para seguir sintiéndome viva.