«"¿Tú... me quieres?"»

Lee estas palabras, porque son para ti. Fuiste la primera y última persona a la que le hice esta pregunta. Desde entonces, me da miedo volver a formularla.Una pregunta, a priori, tan sencilla, tan simple. Para mí, fácil de responder: SI.
Pero tú... te quedaste callado. Tan callado que solamente oía mi corazón latir como un tonto. Y los pasos de ambos en el asfalto. Tan callado que, con cada paso, oía un eco en mi mente.<<Tonta. Tonta. Tonta>>¿Por qué tuve que preguntar? La realidad era que llevábamos tiempo sin ser los mismos. Sin ser aquellas dos personas, en contra del mundo, cómplices y unidos en nuestra propia burbuja. Ya no nos escribíamos, ni nos mirábamos como antes. Así que tuve que hacer la maldita pregunta. Tenía que hacerla yo, porque tú no parecías tener valor para decirlo por tí mismo. Ni siquiera tenías el valor para mirarme en ese momento, ese momento clave en nuestro futuro. Mirabas tus pies, pero tu expresión de pena, de arrepentimiento, me decía lo que tu boca no podía. Así que, de nuevo, dije lo que tú no tenías el valor de decirme.—Si te lo tienes que pensar, entonces no hace falta que me respondas. Porque tu silencio ya es una respuesta. —Lo siento.No te preocupes, no era culpa tuya. Simplemente no estaba destinado a ser. Solo... pasó. Fue un tiempo maravilloso, me sentí querida y feliz. Pero no podía durar eternamente.Durante mucho tiempo, fuiste el ejemplo. Ese ejemplo con el que comparas todo, inconscientemente. Pero aquello tenía que terminar, así que cerré tu libro y lo guardé en la estantería reservada para "Historia pasada". Tenía que seguir adelante.Y así, terminó nuestro primer amor. Gracias por haber sido parte de mi vida.