«Última carta»

Octavo día.
Empiezo a sospechar que será realmente difícil que nos volvamos a encontrar, comienzo a sospechar de todo y todos a mi alrededor, incluso de mí.
No sé si por suerte o desgracia aún conservo energía y fuerza para intentar sobrevivir, para reencontrarme con vosotros, espero ser el único de la familia que camina en solitario en este inhóspito paraje.
Cuántas veces habíamos dicho que esto podía llegar a pasar, que algún día madre naturaleza se enfadaría hasta tal punto que nos castigaría... y ese día ha llegado.
Razón no le falta, guerras, contaminación, explotación y un largo etcétera de desastres que unos cuantos egoístas se han encargado de llevar a cabo para llenar su hucha, esos malditos son quienes deberían haber pagado las consecuencias y no toda este gente de a pie que ahora lucha por su vida.
Creo haber visto esta mañana el cuerpo inerte de nuestro vecino Manuel, no he tenido valor para acercarme a él y comprobar si seguía con vida, creo que como al gato hubiera sido mi curiosidad la que hubiera acabado con él, de esta manera podré fantasear con la idea de que descansaba con un sueño muy profundo.
Estoy construyendo algo que se parece a un hogar con lo que poco que encuentro en condiciones, por supuesto con habitación para cada uno de vosotros.
Tengo que dejar de escribir por ahora, el suelo tiembla de nuevo y ya sabéis que significa eso.
Os mando un abrazo con la esperanza de poder hacerlo real lo antes posible.