Llevo más de 200 años trabajando en esta librería. Alimentándome del amor por los libros de aquellos que entran a husmear. Mi aspecto cambia con el de los personajes de las historias que leo. Soy un demonio que disfruta leyendo.
Hay una chica que ha estado viniendo últimamente. Parece muy interesada en las historias de terror, sobrenaturales y de vampiros. Así que he cambiado mi forma a la de Drácula, de Bram Stoker. Para mi sorpresa, la chica me mira de la cabeza a los pies y dice –¡Vaya! ¡Qué buen cosplay! –y echa a reír. Río con ella. Me confiesa que su Drácula favorito es el interpretado por Gary Oldman, por lo que decido convertirme en su personaje.
Esta vez lo tengo todo preparado. Esta vez será mía.
He echado a todos de la librería. Cuando la chica entra, me llama. No contesto. El lugar está oscuro, iluminado únicamente por unas pocas velas. Me muevo rápidamente entre las estanterías del piso de arriba, como una sombra. Noto que la chica se inquieta y la llamo, susurrando su nombre.
Es evidente que algo la atrae, pues está subiendo las escaleras. Una vez arriba, aparezco a sus espaldas diciéndole al oído: –Mi amada…
Se gira sobresaltada. La sujeto entre mis brazos y la miro fijamente con ojos de fuego, con mis ojos de demonio. Ya no siente miedo, solo atracción. Su personaje favorito ahora soy yo.
Sé que en este momento me pertenece. Ahora, cuando nuestros labios están a punto de rozarse, ella emite un fuerte gemido. Le he clavado mis garras en sus entrañas para arrastrarla a las sombras y devorarla.
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes.