Todo me pasa a mí. ¿Es que soy tonta, o qué? Lo peor de todo es que lo he vuelto a creer. Él sabe perfectamente que estoy enamorada hasta las trancas, y juega con su don de palabra y sus besos apasionados.
Así que aquí estoy, el penúltimo sábado de enero, antes de comenzar exámenes, buscando un taxi en medio de la nada. No sé cómo le voy a explicar a Claudia que he vuelto a verle, y no sé cómo voy a sobrevivir esta semana sin pensar en él e intentando salvar el curso. Qué mierda todo.
Encuentro un taxi y entro sin saludar, metida en mis pensamientos. El taxista, de origen chino, gira su cabeza hacia mí y me saluda con una sonrisa esperando a qué le diga hacia dónde voy.
- Me puede dejar en el parque de la Riera... - balbuceo sin intentar llorar.
Inevitablemente, me pongo a llorar. Pienso en lo dramático que hago todo y en el videoclip que está formando mi cabeza ante esta adolescente situación.
El taxista me observa desde el retrovisor, pero no intercambia palabras, deja que viva mi triste película. Acaba de subir el volumen de la música, una canción tradicional China, y canta para sí, felizmente, sin prejuicios.
El teléfono del taxista empieza a rugir con energía, una llamada que proviene de un número de teléfono desconocido con muchos, muchos números. El taxista me pide permiso para coger el teléfono con esa sonrisa que no ha dejado de tener durante todo el trayecto. Yo le asiento con la cabeza y le hago un gesto con las manos haciéndole ver que no me importa para nada.
Me pregunto qué debe pensar el taxista sobre mí. Seguro que piensa que soy una joven inmadura que lo tiene todo y quiere llamar la atención. Siento tristeza por sentirme triste, y más por ver que en realidad lo tengo todo. Escucho la llamada y se oyen petardos, música y felicitaciones. El taxista cada vez sonría más y sus ojos empiezan a desaparecer. Se ríe y sonríe con todo su alma.
— Es mi nieto — dice el taxista, alegre y emocionado. Hoy es el año nuevo chino.
De repente mi drama empieza a desaparecer. No sé por qué siento como ese ambiente festivo entra en mi cuerpo y mis movidas empiezan a desaparecer. Me quito las lágrimas con las manos y bajo la ventanilla del coche...
—¡FELIZ AÑO NUEVO CHINOOOO! —grito para todo el parque.
El hombre taxista, se alegra, ríe y sonríe. No sé si es por mí o porque él tiene esa visión ante la vida. Pero yo me río con él ahora también. Antes de salir del coche, y después de darle las gracias por el trayecto, el taxista me ofrece una galleta de la suerte. Salgo del taxi, y sigo con la mirada el recorrido, con nostalgia y agradecimiento.
Rompo la galleta y cojo la frase: "El verdadero amor está en ti". Suspiro y sonrío.
«Un viaje con suerte»
492 palabras
4 minutos
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Reto creativo
«El año del conejo»
Imagina una historia de amor que se desarrolla en un contexto relacionado con la celebración del año nuevo chino
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¡Enhorabuena!
Saludos Insurgentes