Pues aquí estoy delante de un ordenador, con todo el listado de libros que existen en la biblioteca central, sin saber muy bien que criterio seguir, en que basarme para ejecutar esta misión.
Cuando me seleccionaron para elegir aquellos libros que deberían ser salvados para que permanezcan eternamente en la historia de la humanidad, no di crédito. No entendía muy bien porque yo. No era el más erudito escritor, ya que solo publique una decena de libros y de ninguno de ellos recibí, ni premio, ni mención alguna, no pertenecí a la ya desaparecida academia de la lengua, ni tampoco tenía licenciatura en literatura.
Las más de mil visitas mensuales que recibe mi blog sobre los diferentes comportamientos sociales que tenía el ser humano, sobre cómo nos comportamos cuando estamos bajo presión o lo que yo entendía que era bueno o malo en esos comportamientos, tampoco creo que fuera de suficiente peso como para darme este encargo.
Una simple llamada desde la sede del gobierno central para que me personara en el ministerio, me resulto sospechoso, no pregunte, sólo fui y recibí el encargo, el cual acepté. El mero hecho de tal responsabilidad pudiera ser suficiente, pero la suma de dinero ofrecida fue más atractivo y fue lo que me nublo no solo mi vista, si no también mi entendimiento.
Sólo pensar en el encargo, en que lo que yo decida, será lo quede para toda la humanidad para el resto de los tiempos en las estanterías de esta biblioteca, me da vértigo. Si pienso que soy yo, contra la IA que ya domina gran parte del mundo, no mejora la situación.
Tengo escalofríos, gotas de sudor corren por mi cuello y por mis sienes. Tengo que dejar a un lado esa presión que sólo yo me pongo y cumplir lo que se me ha mandado, pero por un momento pienso si realmente mi decisión se mantendrá, o sí, la misma IA será capaz de modificar mi selección y dejar aquellos libros que ella deseé, nadie lo sabría.
Deje de divagar y empecé con la selección, el diccionario de la lengua, clásicos como El Quijote, La Celestina, El Viejo y el mar entre otros, libros que yo odiaba cuando me los mandaban leer de forma obligada en la escuela, pero que entendía que deberían estar ahí. Algunos más de poesía, que tampoco es que apasionaba y no era un experto, otros de ficción o de aventuras algo más modernos. Pero decidí meter libros que de verdad, yo entendía que pudieran ser de utilidad para las futuras generaciones, aquellos que hablan de como el ser humano puede crecer interiormente, de los que te hacen pensar y algunos de autoayuda, autobiografías de los más grandes personajes de la humanidad.
Fue entonces cuando entendí, porqué había sido elegido para esa misión, porqué la IA quería que solo yo salvase esos libros, y simplemente era para que ella, siguiera creciendo y ayudando a la humanidad con los conocimientos que contienen esos libros.
«¿Y por qué yo?»
498 palabras
4 minutos
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Reto creativo
«¡Llega el día del libro!»
Eres el último bibliotecario o bibliotecaria de un planeta dominado por la inteligencia artificial. Estás catalogando los libros que se salvarán de la destrucción. Cuenta tu historia.
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Bien narrado e ilustrado compañero!
Saludos Insurgentes