Cuando logro que, aquella anciana de mirada triste, se acerque al jardín, una energía magistral surge de mi ser para crecer y cantar al viento. Mi misión; dibujar una sonrisa en su rostro y hacer que esos ojos tristes se conviertan en topacios azules, aportándole así, un delicado y bello instante de felicidad.
- Amapola, lindísima Amapola. Será siempre mi alma... - Comenzó a cantarme aquella anciana con nostalgia.
Comencé a seguir el ritmo de la canción como si una suave brisa me acariciara los pétalos, fue nuestro momento, entonces recordé. Ella nos sembró meses atrás, con mucho cuidado y delicadeza, regándonos con sus lágrimas de dolor.
Bajo nuestras raíces descansa su amor, su media naranja, con el que tantas veces bailaba esta canción. Lo siento, siento su alma, el que se desliza por mi fino tallo, para bailar junto a ella una vez más.

Saludos Insurgentes