«Yo, el fuego...»

Yo, el fuego, que existo desde que se creó el mundo viviendo en el centro del mismo.
Yo, el fuego, tan poderoso, admirado y temido por el hombre a partes iguales.
Yo, el fuego, que a ese mismo hombre que me admira y teme, le di tanto poder cuando me descubrieron, tan importante y necesario para sus vidas y tan destructivo en las manos equivocadas.
Yo, el fuego, en esta noche mágica danzo con mis llamas al compás de esas mujeres vestidas con largos trajes blancos, cogidas de las manos, bailando a mi alrededor, elevando sus brazos hacia la madre luna, esas mujeres que lo hacían, lo hacen y lo harán cada noche de San Juan, celebrando el solsticio de verano.
Yo, el fuego, amo a esas mujeres a las que la historia a desprestigiado, humillado, perseguido, torturado e intentado extinguir.
Yo, el fuego, las venero, a ellas, a las que llaman " brujas", solo nosotros, las brujas y yo, conocemos la verdadera historia del mundo, del propósito con el que él hombre llega a la vida, para qué y porqué estamos aquí.
Yo, el fuego, esta noche repartiré mi fuerza en miles de puntos de la tierra para celebrar un año más, escuchareis mi canto al crepitar de los troncos quemándose, limpiaré con mi humo negro y espeso todas las malas energías de la tierra, las expulsare  hacía el universo donde se perderán para siempre.
Yo, el fuego, dejaré la tierra limpia de todo mal, durante esta noche trabajaré sin descanso y al llegar el amanecer, el cielo lucirá limpio, despejado y vosotros los hombres, notaréis ligereza en vuestras almas, poco a poco os iréis contaminando y Yo, el fuego, esperaré pacientemente hasta la próxima noche de San Juan, noche de conceder deseos, de misterios, de finales y comienzos.