Halloween, 2022
Los ojos de la niña aún estaban acostumbrándose a la potente luz de la sala. No había dicho nada desde que la pareja de policías, Sam O'Riordan y Sarah Mitchell, la encontraron andando por el arcén de la autopista, la circunvalación M50 de la ciudad de Dublín.
Una vez en comisaría, los agentes se hacían bastantes preguntas.
—Me extraña que tras tantas horas aquí, nadie haya denunciado su desaparación. Tendrá familia, digo yo —comentó O'Riordan.
—La tiene —contestó Mitchell—. Mira su disfraz, no le falta ningún detalle. Hasta los zapatos. Cualquier otra niña llevaría unas deportivas para ir a por caramelos por el vecindario. Por no hablar de ese broche. Debe valer un pastón. Créeme, sé de antigüedades, aunque este se vea como si fuese nuevo.
Deirdre les miraba sin comprender. Ella solo hablaba gaélico irlandés y, aquellas personas hablaban en inglés a unas cosas rectangulares que emitían luz, sonidos, y vibraban.
—Es una lástima —dijo O'Riordan— tendremos que llamar a asuntos sociales. No podemos tenerla aquí por mucho tiempo si nadie la reclama.
Sarah Mitchell se acercó a la niña. Le había sacado un chocolate de la máquina de cafés y le había traído un sándwich de atún, lechuga y mayonesa. Deirdre míró lo que Sarah le había dejado en la mesa y después, le dirigió una inocente mirada y esbozó una leve sonrisa. Sus lágrimas ya se habían secado. Entonces, una voz llamó a O'Riordan y a Mitchell, que dejaron sola a Deirdre por un momento. Cuando volvieron cinco minutos después, no había rastro de la niña ni del sándwich, pero sí de un vaso vacío. Se había bebido el chocolate. Y aunque miraron por toda la comisaría y sus alrededores, no la encontraron por ninguna parte.
Samhain, 1572
Ya había caído la noche en Dalkey. Elman y Kean de trece y once años, llamaban a su hermana pequeña de seis. Se había perdido mientras buscaban setas. Estaban muy asustados pensando en su pobre hermana en la fría oscuridad. Pero cuando se disponían a ir al pueblo para avisar a los mayores, Deirdre salió de una cueva, a la que llamaban An Uaimh Ama (La Cueva del Tiempo). Llevaba algo en la mano que no habían visto jamás, un sándwich.
Al volver a la aldea, su padre y sus tíos se habían preparado para salir en su busca y las mujeres, tenían la preocupación pintada en sus rostros. La madre de los niños salió a abrazarlos y el padre empezó a sermonear al hijo mayor, quien se echó toda la culpa de lo ocurrido.
La normalidad volvió rápidamente al pueblo, pues todo quedó en que se habían rezagado cogiendo setas. No contaron a nadie que Deirdre había estado perdida.
Los tres hermanos compartían una de las dos habitaciones de la casa, donde Deirdre sacó del bolsillo el sandwich. Se lo comieron y acordaron guardar el secreto de la cueva y visitarla juntos más adelante para ver el extraño mundo que Deirdre decía haber visto.
«Deirdre (1572 - 2022)»
500 palabras
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El añadido y giro final, dan para más...
Enhorabuena Noelia!
Saludos Insurgentes