«Amor sin barreras.»

Paul y Henry mantienen una relación y se enfrentan pasado mañana en la final del 1500, estadounidense  y  británico, afroamericano y  blanco respectivamente.

Todo está en su contra, homosexuales, pareja y rivales, se conocieron en los anteriores juegos olímpicos y no se han separado,  ¡Imaginaros  el percal!

Por la Villa Olímpica se cruzan intercambiando miradas y sólo la noche es su aliada; aprovechan clandestinamente, sería el final de sus carreras, probablemente por su homosexualidad y seguro por su rivalidad.

Un juez les ve besarse la noche anterior a la final, y pone en conocimiento del COI lo que ha visto. ¿Podrán ser ambos descalificados?

Queda una hora para la salida, ambos están eufóricos y solo piensan en el oro, ( son favoritos para ese metal), no pueden presagiar que pueden ser descalificados antes de empezar a correr.

-Buenos días, soy el presidente del COI, ¡Han sido vistos anoche besándose!, ¿Son ustedes pareja?.

-Así es, contestó Paul, ¿Algún problema?

- Ninguno señores, no quiero que piensen que  es por su condición sexual, solo quiero saber si van a ser competitivos en la pista olvidando su relación.

¡Por supuesto!, contestó Henry, somos dos profesionales, ¡Faltaría más!

-No se hable más, no hay ninguna ley interna que lo prohíba. ¡A competir se ha dicho!

¡En sus puestos! ¡Listos! ¡Ya!

Dos primeras vueltas y muy igualado todo los atletas de las calles 4 y 6 van en cabeza. Última vuelta y todo sigue igual. Pasan por meta Paul y Henry a la vez, ¡Lo nunca visto!, metal dorado para los dos.

Ambos se besan celebrando ambos metales. Ya nunca más se tendrán que ver en sus competiciones con nocturnidad y alevosía.

Lo que el atletismo ha unido, que  no lo separe nadie.