😙 Cuenta una historia que tenga que ver con un primer beso.
La luna llena fue aquella noche nuestro único testigo. Disfrutábamos del verano con la intensidad que regala la adolescencia y que arrebata la madurez. Durante todo el mes de agosto había deseado que llegara por fin ese instante, ese momento a solas en el que por fin el joven francés que había llegado a la pandilla, se acercara a mí. Había desplegado todo mi plumaje para llamar su atención pero parecía inútil. Una de las últimas noches, días antes de despedirnos de aquel verano maravilloso, nos apartamos del grupo. Nos sentamos a la orilla del mar para escuchar el susurro de las olas al rozar con la arena y tras unos segundos de inocentes miradas, sus labios rozaron los míos. Sentí que todo mi cuerpo se estremecía con un arcoíris de nuevas sensaciones que me inundó por completo. Un sentimiento desconocido pero maravilloso a la vez había cambiado algo en mí. Nos despedimos y no lo volví a ver. Fue mi primer beso, el que quedó en aquella orilla y que las olas del recuerdo me acercan de vez en cuando con la añoranza de una inocencia ya perdida.