«Cara de lobo»

Era el segunda día de búsqueda, los vecinos del pueblo se habían unido a la guardia civil en las labores de búsqueda de Manuel; el niño de 6 años, estando de excursión, se había alejado del grupo y se había perdido en la sierra.
La prioridad era encontrar al jovencito esa misma mañana, antes de que el temido bandolero de la Sierra de Alcaraz diera con él, entre todos era conocido Cara de lobo por sus temidas fechorías.
A diez kilómetros de allí, el día de antes un hombre llamado Juan encontró al niño herido y con hipotermia; lo llevó hasta una cueva, allí lo alimentó, le ofreció agua y lo abrigó  junto a una fogata. Cuando Manuel recobró sus fuerzas se sentó al lado del hombre.
-Gracias por ayudarme. ¿Esta es tu casa?.- Le preguntó desde la inocencia de quien no conoce los sinsabores de la vida.
-Así es, aquí vivo.
-¿No preferirías vivir en el pueblo?-Insistió Manuel, curioso de conocer su historia.
-Verás pequeño, para entenderlo tenemos que ir atrás en el tiempo y enseñarte un pequeño secreto. -Dijo mientras se retiraba un pañuelo que cubría parte de su rostro.- ¿Ves mi rostro desfigurado? Yo nací así, mi madre fue la única que me aceptó. Con 20 años ella dejó este mundo víctima de un cáncer y me quedé solo, nadie me quería a su lado y me vi obligado a refugiarme en la sierra. Ellos me hicieron leyenda llamándome Juan Cara de Lobo, convirtiéndome en bandolero y acusándome incluso de crímenes que jamás cometí. Tan sólo soy un hombre al que nadie quiso, solo busco vivir en paz. Has recobrado tus fuerzas, mañana te llevaré a casa.- Le dijo guiñándole un ojo.
Y justo cuando la batida de búsqueda estaba a punto de partir, los vieron aparecer.