Un olor penetrante a chocolate me despierta suavemente. A mis ojos les está costando mucho acostumbrarse a la claridad de la luz del día y como no tengo ganas de ir a trabajar me doy media vuelta y remoloneo un poco más en la cama.
¡Espera! No estoy en una cama, ¿dónde estoy? Abro rápidamente los ojos e intento enfocar lo mejor que puedo pero aún me ciega la claridad. El olor a chocolate se hace más intenso y soy capaz de notar que bajo mis manos hay una gran mata de hierba.
¿Me abre dormido en el parque? Definitivamente no. Mis ojos empiezan a enfocar y puedo ver un enorme río de chocolate frente a mí.
–¿Pero qué?
No soy capaz de articular más palabras. Voy gateando por la hierba a mirar si de verdad es chocolate lo que hay en el río. No hay duda, es chocolate y del mejor que haya probado nunca.
Busco en mis bolsillos mi teléfono móvil pero solo encuentro un papel. Al sacarlo un destello me ciega, es un billete dorado. ¿Estoy en la fábrica de chocolate de Willy Wonka?¿dónde están todos?
Debo ir a buscarlos pero el río me llama y no soy capaz de separarme de él. Este chocolate es la mayor delicia que he probado nunca. Del ansia, me resbaló y acabo bañandome en él.
Un pequeño barco lleno de Oompa Loompas aparece por mi derecha y se oye una cancioncita.
"Lorena Arranz, Lorena Arranz
Del chocolate no pudo escapar
En el cayó y se manchó
Sucia a casa ella volvió"
–¡Lorena, despierta!– escucho en la lejanía a mi hermana llamarme.
–¿Dónde están los Oompa Loompas?
–¿Qué dices? Te has quedado dormida comiendo una tableta de chocolate en el sofa. ¡Está todo pringado!
Me encanta ese libro y la película.
El giro final es brutal.
Saludos Insurgentes