«Cronos»

La nubes y el sol estaban teñidos de rojo y lo cubrían todo apenas dejando ver el azul apagado que tenía ese día el cielo incapaz de imponerse. Caminaba por un bosque renegrido en el que no se oía nada, ni pájaros, ni animales, ni siquiera humanos, una especie que lo invade todo y está en todas partes. El silencio es lo único que me acompañaba en ese viaje.

Estaba a punto de llegar al borde, y cruzarlo para entrar en un claro despejado de muchos kilómetros cuadrados cuando lo pude oír, todo estaba concentrado ahí. Se podía escuchar el choque de metales, espadas seguramente, y de fondo como las criaturas gruñían amenazantes; todo estaba inundado por el olor a fuego y a chamuscado, sin a verlo visto en mi cabeza parecía un caos. Y lo era, todos luchando contra todos sin importar sin en un pasado habían sido familia, amigos, vecinos...

Cuando puse un pie en la ladera todos se giraron a verme como si de una alucinación se tratara, pero eso duro poco, se olvidaron de sus rivalidades y en masa, como uno solo se lanzaron a atacarme. Estratégicamente me rodearon para que no tuviera escapatoria. 
Luchaban sin ganas, apenas levantando el arma que portaban y me pregunte por qué, qué había cambiado desde que luchaban entre ellos. Yo.
De una forma sutil me estaban demostrando que se rendían ante mi. Yo podía doblegarlos y llevarlos de nuevo por el camino en ese libro sin director.