No sé cómo llegué hasta aquí. No recuerdo quien era antes de esto, ni cómo me veía, ni que hacía, ni nada. Ahora existo entre los que viven en el plano físico. Ellos no me ven a mí, pero yo si los veo a ellos. Veo sus almas.
Las almas son sentimientos, son la vida de los cuerpos. Siento que unas son mas intensas que otras. Este tipo de almas experimentan los mismos sentimientos por mucho tiempo y se desfiguran o se amoldan al sentimiento que guardan. Otras son más livianas. Acogen los sentimientos, pero los dejan ir, por lo que no adoptan ninguna forma diferente. Mis favoritas son las que brillan.
Para hoy, tengo preparado algo especial. Es Nochebuena, y a diferencia de mis manifestaciones anteriores, quiero hacer algo que de verdad los haga sentir vivos. Cambiaré de estrategia: basta de miedo, de ahora en adelante solo diversión. Dudo que los otros como yo hayan intentado esto antes, pero de todas maneras, voy a arriesgarme.
Busco un lugar que me dé la oportunidad. No muy lejos veo una casa con una sola luz encendida. Me acerco despacio, y desde la acera del frente siento un alma intensa adentro.
- Debe tener la forma de un hilo enredado -, pensé.
En efecto. Me acerqué despacio a la habitación de la luz encendida y vi el color azul del alma que estaba acostada sobre la cama.
- ¡Es perfecta! Tal vez, si siente una sensación diferente en el cuerpo, se anime y se ría. No hay mejor manera de divertirse que con cosquillas. Es Nochebuena, hoy no se vale la tristeza. –
Esperé a que el ambiente esté calmado. Quería que todo esté perfecto para darle a esta alma la noche mas divertida de su vida.