Tengo 26 años, soy peruana y hace 8 años que me mudé a España con mamá, buscando oportunidades para poder desarrollarme como persona con neurodiversidad.
Mamá siempre ha sido mi apoyo incondicional en todo lo que he logrado hasta ahora y sin ella no hubiera podido contarles esta historia.
Recuerdo que a los de 5 años escuché por primera vez la palabra “neurodiversidad”, término que expresó el médico especialista a mi madre para diagnosticarme. Al principio no entendía su significado hasta que un día en el colegio, en la clase de matemáticas cuando la profesora explicaba la tabla de multiplicar, intentó justificar mi poco entendimiento a la auxiliar del aula diciéndole: “Ela tiene retardo mental y su aprendizaje es lento”. Fue entonces donde entendí el significaba de neurodiversidad.
Condición que me ha llevado a experimentar la indiferencia, crueldad e ignorancia de la sociedad peruana. Junto a mamá tuvimos que aprender muchas estrategias para lograr desenvolverme en la vida, siendo mi síntoma principal la dificultad para pensar y comprender.
En todos estos años siempre tuve apoyo y orientación de especialistas y terapeutas que me enseñaron a desarrollar de manera cotidiana destrezas como, mi cuidado personal y el desarrollo de la comunicación fluida para poder llevar una vida independiente. Mamá siempre me dice que soy un ser único y especial y eso me ha ayudado mucho con mi autoestima para poder enfrentar situaciones donde he sentido el rechazo y desprecio de niños de mi edad.
Recuerdo una tarde estar muy triste porque mi vecina no quería jugar conmigo, así que decidí subir a casa, imprimir muchos dibujos de mándalas de animales salvajes porque me gusta mucho la naturaleza. Reproduje en mi grabadora una canción de mi cantante favorito, Michael Jackson. ¡Lo amo!, a menudo uso este término porque disfruto de su música, al igual que el pintar o colorear, me llena de mucha paz y tranquilidad. Recree un escenario grandioso porque así veo a los animales salvajes como seres majestuosos.
Mamá al ver que disfrutaba lo que hacía, pudo notar que el arte de pintar se convertiría en una de mis mejores terapias. Despertando en mí la inquietud y el deseo de expresarme mediante el arte.
Es por eso que con la edad de 12 años me inscribió en un concurso de pintura, el cual me hizo mucha ilusión participar. Logré plasmar en mi pintura lo que siempre había anhelado: jugar con niños de mi edad en mi parque favorito a pocos metros de casa.
Y tanto gustó mi pintura al jurado que terminé siendo la ganadora del concurso. Este resultaría el primero de varios concursos de los cuáles saldría ganadora.
A pesar de haber logrado desarrollarme con cierta facilidad en el campo del arte, tengo una dificultad en específico que me frustra mucho. Aún me cuesta mantener la ilación de una conversación. Las ideas me vienen a la mente de manera muy dispersa y esto me dificulta seguir un orden al momento de contar una experiencia, historia o cualquier otro tema que quiera decir. Empecé a darme cuenta de esto con más notoriedad, cuando nació en mí el deseo de empezar a escribir.
Motivada por haber logrado tantas metas, quise ser ejemplo para que otras personas con habilidades distintas puedan lograr sus sueños. Por lo que decidí empezar a buscar información sobre como aprender a llevar una conversación fluida, ya que esto me ayudaría a transcribir de forma ordenada mis ideas. Planteándome así un reto más que lograr; escribir mi primer libro.
Confieso que fue un reto muy grande para mí, pero quería demostrarme a mí misma que no existen limitaciones cuando el deseo es mayor. Así que le comenté a mamá y ella como siempre aceptó con mucho amor, ayudarme. Estuve meses tratando, junto a mamá y a mi terapeuta, de encontrar metodologías para que yo pudiera lograr escribir lo que ustedes ahora con tanto orden pueden leer. Recuerdo cargar conmigo siempre una libreta pequeña en la cual apuntaba cada idea que se me venía a la cabeza mientras viajaba en el bus, pintaba o escuchaba alguna que otra conversación en la calle. Recuerdo también haber empapelado mi cuarto con esas ideas, para luego con mucha paciencia poder ir de a pocos uniéndolas.
Después de 2 años de mucho trabajo y concentración, logré por fin terminar mi primer libro. Mamá y yo estábamos muy felices, lo había conseguido después de tanto esfuerzo.
Emocionadas presentamos la idea del libro a muchas editoriales de la ciudad, pero muchos editores perdían el interés al escuchar la palabra neurodiversidad o simplemente no la entendían y rechazaban el libro.
Ya habían pasado muchos meses de nuestra búsqueda y yo me sentía
desanimada, así que decidí volver a pintar. Mamá, siempre persistente, no dejaba la búsqueda y me daba ánimos para no abandonar el proyecto. Yo solo pintaba para desahogarme.
Una tarde recibimos la visita del tío Juan, primo de mamá que vivía en Madrid. Mientras tomaban café, el tío Juan hizo un comentario acerca de una de mis pinturas, estaba fascinado con los colores, la textura, los trazos, todo.
Mamá orgullosa le comentó que también había logrado terminar mi primer libro, solo que aún no conseguíamos una editorial interesada en el proyecto.
El tío Juan se sorprendió y mientras me miraba, le comentó a mamá que hace unas semanas se había vuelto socio de una de las casas editoras más famosas y acreditadas de Madrid. Mientras mamá le pedía que leyera el libro, yo ya había corrido hacia mi habitación para llevárselo. Cuando tuvo el libro en las manos, lo hojeó, me hizo unas preguntas y sonriendo dijo: “Qué idea tan original, va a ser un reto muy interesante el publicarlo”. Al ver la emoción en los ojos de mamá, entendí que lo había logrado.
Es ahora como puedo contarles la historia de mi primer BEST SELLER, un libro tan incomprendido que ha logrado mostrarles sólo una pequeña parte del mundo de una persona con "neurodiversidad".
Le he leído esto a mi hermano esperando a que le motive, aunque por lo pronto solo hace chistes con que "Amo a Michael Jackson"... Pero sé que prestó atención y espero que le haya ayudado. ¡Muchas gracias por contar tu historia!
Pd: ¿Puedo saber como se llama tu libro? :D