Siento que mi miembro de endurece. Disimulo y respiro profundamente. Tengo ganas de ti, de besarte, de recorrer tu escultural cuerpo con mis manos traviesas y juguetear con tu sexo...
Como si intuyeras mi pensamiento, te giras y me diriges una mirada perdida. No estás para nada que no sea la competición. Te juegas mucho, y lo sabes.
Yo apenas tengo presión. Mi marca es muy pobre y no se espera que pelee por las medallas. ¡Ummmm! Se me ocurren mil maneras de pasar los siguientes minutos contigo en la piscina y no precisamente compitiendo.
Xabier Oiartzabal, Spain. Escuchas mi nombre y te giras. Sonríes y me guiñas un ojo. Siento tu complicidad, me haces sentirme fuerte, especial, capaz de cualquier cosa.
Salimos de la piscina sonrientes, orgullosos y corremos a abrazarnos. Juntos, cruzamos la mirada con complicidad, asentimos levemente con la cabeza y nos damos un largo, apasionado y sensual beso que a nosotros nos sabe a gloria y que levantará ampollas. Nos da igual. Hemos triunfado. El amor ha triunfado.