«En mi propia tierra»

Ella, valiente y sola, viajaba en tren camino a encontrarse con un amor de esos que no se cuentan ni se demuestran, pero se sienten como una atracción que va de corazón a corazón. Ya acomodada en su asiento, por la ventanilla, observaba el andén, hileras de gente cargada con sus excesivos equipajes se le antojaban hormigas que iban y venían hacia el hormiguero. 
No contemplaba la posibilidad de que encontrarse con aquel amor, fuera a poder convertirse en algo posible, pero el poder mirarlo a los ojos y poder revivir aquella sensación le bastaría.
A ella no le importaba el lugar a donde la llevaba el tren, sabía quien era y dónde estaba y por donde pisaba;
su propia tierra no pertenecía a nadie. En su interior había una gran superficie, parte explorada y parte sin explorar. Ni iba ni venía, solo cabía en ese viaje el amor.
La llegada fue brusca, en el andén, la descarga de bultos y maletas no le permitía ver con claridad si habían ido a buscarla, finalmente ahí estaba. Un hombre alto y bien parecido, junto a su esposa que lo tenía cogido del brazo.
Inventó una gran sonrisa para ella, y un furtivo y amoroso roce de manos para él, que fue correspondido con una mirada que ella sabía la llevaría a lo profundo de su ser. 
Se sumergió en su propia tierra y disfrutó de una comunicación de corazón a corazón.


El poema elegido es “En la tierra de nadie”
Lo he plasmado en forma de relato corto, basándome en la independencia de Carmen Conde y en su lucha por ser ella misma, sin miedo al amor y sin miedo a la libertad que proporciona el conocimiento de uno mismo.