«Harry el implacable»

Ahora que me he vuelto mayor para seguir realizando mi trabajo me voy para no volver. Con el dinero que he ahorrado todos estos años voy a disfrutar los que me quedan dándome la vida padre. Pero antes quiero escribir esta carta porque nadie me encontrará y necesito dejar testimonio de mi trabajo.Desde los treinta años hasta ahora, que ya rozo los setenta, he sido asesino a sueldo. He matado a mucha gente, pero, y esa era la única regla que ponía a mis contratadores, nunca he matado a niños. Soy responsable de trescientas veinte muertes a lo largo de estos años. ¿Qué si me arrepiento? Al principio lo pasaba muy mal, no podía dormir, veía la cara de la persona que acababa de asesinar y solamente el güisqui me ayudaban a pasar las primeras noches. Después se convirtió en un trabajo, me lo tomé como el que trabaja en un matadero sacrificando reses. No me arrepiento de haber matado, eran escoria: drogadictos, proxenetas, violadores, asesinos de niños. Si, he sido asesino a sueldo, pero alguien con escrúpulos, he sido el mejor y, por ello, elegía el trabajo, si era alguien inocente no aceptaba el trabajo y quien me contrataba lo sabía. He trabajado para el gobierno, para jueces, para familias desesperadas y, más de una vez, lo he hecho gratis.Antes de realizar este viaje sin retorno quiero dejar mi huella en este mundo infame. Debajo de esta nota hay una carpeta en color sepia. En ella están apuntados con nombres, apellidos, lugar y fecha, de toda la basura que he quitado de en medio.Mi vuelo sale en una hora, solamente diré que voy a un lugar donde nunca hace frio y no hay tratado de extradición. Sed buenos, si no os mandaré a mi sustituto.