Hay dos formas de salirse en una curva de la carretera: por un despiste o una imprudencia. La segunda exige voluntad y fue la elegida por mí. Pisé el acelerador a fondo, sabiendo lo que hacía, y me presenté en el escenario sin apenas tenerme en pie. La algarabía previa a mi aparición se convirtió en aclamación porque el público se deja llevar por sus prejuicios antes que por sus ojos. Cuando por fin repararon en mi lamentable estado, se hizo lo imposible: un estadio lleno de silencio. Si yo hubiera tenido mis sentidos mínimamente espabilados, habría podido percibir la respiración de toda esa gente.
Dudé unos segundos, o puede que incluso fuera un minuto. Quise esperar por si el odio que tenía en mi interior hacia todo el mundo se apaciguaba, pero no lo hizo. Incluso se agigantó. Sentía asco por esa gente que había pagado 150 euros por una entrada para ver a un tipo como yo, quien acabaría invirtiendo ese dinero en drogas y sexo. Vendía mi arte a cambio de destruirme, y ellos me aplaudían. Pero iban a dejar de hacerlo, cogí el micro y me precipité hacia el fin de mi carrera.
🤘I'm on a highway to hell! 🎸