😙 Cuenta una historia que tenga que ver con un primer beso.
Leonor salió corriendo del bar. Fui tras ella calle arriba, gritando su nombre.Al llegar cerca de la casa del párroco, la alcancé y la cogí del brazo.—Espera, ven aquí. No seas testaruda —dije casi sin respiración.—¡Déjame, joder! Estoy cansada ya de este maldito pueblo.—No me gusta verte enfadada.Tras esto sonrió y me miró a los ojos con tristeza. Estaba muy hermosa bajo la luz de la luna en esa noche fría de febrero.—Me voy a casa, vuelve al bar por favor. —Se despidió mientras se giraba.La observé enfilar la calle empedrada en dirección a su casa, que años atrás fuera de mi abuelo.—Te acompaño —dije.Asintió y continuamos caminando en silencio. Al llegar distinguimos claramente la luz del televisor encendido proveniente del interior.—Ven —dijo mientras me cogía la mano y me guiaba hacia la entrada posterior—. No tengo ganas de atravesar el salón y ver a mis padres esta noche.Al llegar a la puerta, Leonor se paró y se giró. Apoyó su espalda contra la pared y preguntó:—¿Tienes un cigarro?—No, me fumé el último esta mañana antes de coger el bus.Leonor se volvió hacia mí y pude sentir cómo su respiración se agitaba. Me miró con una suplica en los ojos, unos ojos que había visto durante toda mi vida, y que desde que me fui a estudiar a la ciudad me había descubierto añorando.Me acerqué lentamente y pude sentir la atracción de su cuerpo. Suavemente posé mis labios en los suyos y los sentí suaves y cálidos.—Tu tío va a querer matarte— dijo riendo en un susurro.—Tu padre siempre me ha querido como a un hijo.
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Antonio Jimenez
Escritor de Retos.
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