Carlos entró en casa con un gran ramo de flores, llamando a Candela, pero nadie contestó. Pudo ver una nota en el suelo, que fue abriendo mientras se sentaba en el sofá.
“Carlos, en la mesa tienes la cena de Nochebuena preparada. Es tu favorita.
Si miras hacia la mesa, verás que solo hay un plato y que mi sitio en la mesa está vacío.
Es algo que he ido atrasando estos últimos 40 años, y que hoy por fin me he decidido a llevar a cabo.
He decidido acabar con 40 años en los que me olvidé de mí y llegué a ser sólo una parte más de ti. En los que llegué a creer que no quería tener hijos porque tú no los querías, en los que llegué a creer que no quería trabajar en otro lugar que no fuera dentro de esta casa, en los que creí que esas voces fuera de tono eran normales porque soy una persona demasiado torpe, y que esos golpes que iban camuflados con un ramo de flores al día siguiente debían ser perdonados por el amor que tú siempre has dicho que me tienes.
Hoy, a mis 65 años, mientras preparaba esta cena, he sido consciente que nunca me ha gustado comer este guiso de pavo, que esta ropa que llevo no es la que quiero llevar y que esta casa, que me ha asfixiado todos estos años, no me vería volver a despertar entre sus paredes.
Mientras hacía la maleta, me sorprendía al descubrir una sonrisa en mi rostro, ni siquiera recordaba lo que se sentía al sonreír. Esa es la sensación que quiero tener el resto de mis días, el sorprenderme conmigo misma, el conocerme y quererme como no supimos hacer ninguno de los dos en todos estos años”.
Bien relatado, enhorabuena
Saludos Insurgentes
Enhorabuena, me ha gustado.