«Las cicatrices de Clara»

La señorita Clara, cansada de nuestras bromas pesadas, dio un giro de 180º a la clase de literatura.
-Hoy no vamos a seguir con Bécquer, hablaremos de algo más importante, una lección de vida que estáis pidiendo a gritos. Vosotros, el grupito del fondo, -dijo mientras nos señalaba- ¿Os creéis muy valientes y machotes por machacar a los que consideráis más débiles? Pues os voy a decir una cosa, no lo sois y quizá lo que no sepáis es que, muchos de vuestros compañeros os siguen el juego por miedo a convertirse en objeto de vuestras próximas groserías. Os lo voy a explicar con un lenguaje que vais a entender a la perfección, lo que realmente sois es un grano en el culo que molesta mucho, que cada día es más grande y que llegará el momento en que explote y salpique a todos los que están a su alrededor.
Después de esas palabras un silencio sepulcral inundó el aula durante unos segundos.
-¿En algún momento habéis pensado en lo que pueden sentir vuestras víctimas? Sí he dicho víctimas porque lo son. Creo que no habéis hecho ese ejercicio de ponerse en la piel del otro pero yo os voy a explicar lo que sienten ellos, lo que pasa por sus cabezas.- Dijo para después quitarse el jersey dejando sus brazos al aire. - ¿Veis las marcas de mis brazos y mis muñecas? Son el reflejo de lo que sentía cuando iba al instituto y un grupo como vosotros decidió hacerme la vida imposible. ¿Es lo que queréis que pase? ¿Queréis ser los responsables de cicatrices que, quizá, no lleguen a curarse como lo hicieron las mías?
Esa fue la lección más importante de mi vida; a la señorita Clara la tengo guardada en lo más profundo de mi corazón.