«Las ciudades se llenan de la magia de los libros.»
Cuando lo toqué lo supe, ese libro estaba destinado a mí y yo a él, sentí un cosquilleo recorrer la punta de mis dedos al contacto con el cuero que componía la portada, como una especie de calambre que recorría mi mano, luego mi brazo y así hasta llegar a mi corazón donde pareció alojarse. No pude resistirlo, ese libro debía de venirse conmigo a casa, sin embargo no lo volví a tocar hasta después de coger el vuelo de vuelta a Barcelona, cuando ya tranquila y descansada, en mi cama, decidí echarle una ojeada.
Se suponía que era un libro de fantasía, sin embargo, al abrirlo, pude comprobar con tristeza que sus hojas estaban en blanco, sientiéndome estafada y tan enfadada que tuve que intentar, en vano, aliviar esos sentimientos arrojándolo contra la pared de mi habitación, la cual, de pronto, se tiñó de un color púrpura un tanto espeluznante. Puede que sea tan solo una coincidencia, pero este es mi color favorito de toda la vida. Después de aquello mis manos se aproximaron de nuevo a ese curioso fardo de hojas en blanco que parecía sacado de una película y eso fue lo último que recuerdo en mi casa, pues de pronto entré en un mundo extraño, lleno de colores chillones y animales que nunca había visto y que correteaban de un lado a otro, jugando con frutos de formas exóticas y también entre ellos mientras se reían y saltaban por doquier. Recuerdo coger una de esas frutas y que entonces todos se me echaran encima, como si fuera una ladrona que venía a usurparles su bien más preciado y luego solo sentir que caía por un agujero negro que nunca acababa y que me llevó de vuelta a mi cama, como si todo hubiera sido un sueño.
Al día siguiente repetí la experiencia, pero esta vez acabé en un sitio totalmente distinto, como si el libro albergase entre sus deshabitadas hojas un millón de mundos que explorar y, como la persona curiosa que siempre he sido, pensaba pasear por cada uno de ellos.
Lo más curioso de todo es que en cada uno acababa haciendo algo inapropiado que ponía fin a mi viaje después de ser agredida por algún ser insólito que se abalanzaba sobre mí con la fuerza de una fiera que acaba de ser liberada. Supongo que tengo que aprender a no tocarlo todo, para que al menos mis viajes no sean en vano y pueda explorar esos preciosos y extraordinarios mundos que me esperan para vivir nuevas aventuras.
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Original y muy divertido!
Saludos Insurgentes