28-08-1942
Nuestras ametralladoras arden constantemente. Con los fusiles antitanque conseguimos destruir varios blindados y cañones móviles, pero después de varios días la munición escasea. Estamos rodeados y no podemos reabastecernos, por lo que a menudo hacemos salidas nocturnas a la zona neutral a recoger munición, que utilizamos para repeler los siguientes ataques del enemigo.
2-09-1942
Aguantamos. El avance de los alemanes ha fracasado y han enviado a la aviación. Los cazas se están ensañado y una bandada tras otra se abalanza sobre nosotros, casi rozando las fortificaciones de las trincheras y disparando sobre nuestros nidos de ametralladora.
Después de la aviación el enemigo empieza con fuego de artillería y mortero sobre nuestros flancos y retaguardia hasta que aparecen los tanques y blindados. Detrás de este escudo les sigue la infantería nazi y avanzan hacia nuestra linea de defensa. El combate decisivo ha llegado.
3-09-1942
Por la línea de defensa suena la orden de separar la infantería del enemigo de los tanques, y en lo posible destruir estos últimos. Sin medios antitanque, con nuestros cañones del cuarenta y cinco destruidos y los restantes sin munición, abrimos fuego de fusiles y ametralladora sobre la infantería. En ese momento empiezan a caer proyectiles rompiendo nuestra línea de ametralladoras. Aprieto los gatillos de la Maxim una vez mas y la luz carmesí de la explosión es lo último que consigo entrever antes de caer en un precipicio.
En el frescor de la noche recobro la conciencia. Me palpo vendajes en la cabeza y el hombro izquierdo, miro alrededor. Estoy en un cobertizo entre heridos. Intento levantarme, pero el dolor del hombro es atroz y me quedo tumbado. Me pregunto donde me encuentro y me responden ecos de un idioma cortante, como un ladrido, y el sonido de botas de centinelas alemanes...