😙 Cuenta una historia que tenga que ver con un primer beso.
En el primer beso que di me fagocitaron. Al principio me moría de ganas por entrar: una fuerte atracción me empujaba hacia su boca y bastó un gesto amable para abalanzarme y atravesar eufórica sus labios carnosos. Reconozco que cabalgué embriagada de excitación a lomos de su lengua durante semanas, no quería bajar de allí, me habría quedado por siempre. Pero un día al pasar a ras de su garganta dirigí la mirada hacia abajo donde el fondo se perdía tras un abismo de oscuridad y silencio. Aterrada, me di la vuelta para volver por donde había venido pero tal y como hace una boa constrictor, su esófago estranguló mi cuerpo empujándome sin remedio precipicio abajo. Llegué a un lugar putrefacto que segregaba ácidos. Empecé a disolverme. Miraba hacia arriba y no se veía ya un atisbo de luz. Luché con todas mis fuerzas mientras cada una de mis células era disgregada hasta perder la consciencia. A partir de ahí mis recuerdos son muy difusos. Tengo una vaga sensación de haber atravesado un túnel, como un agujero de gusano larguísimo, interminable. Más muerta que viva distinguí una tímida tímida al final del túnel y con las últimas fuerzas que me quedaban la seguí. Salí de él hecha una mierda.