«#ParaSiempre»

Cansado ya de buscar el amor, sin éxito, decidí vencer mi timidez y hacer algo que habría resultado impensable para mí, pocos años antes. Cogí una de mis redes sociales y comencé a escribir, con cierta ironía, una carta, a una pareja ficticia, en la que le declaraba mi amor incondicional y le abría las puertas de mi corazón de par en par. Acompañé aquel texto del hastag #ParaSiempre y lo subí a la red, sin más preámbulos.

Pocos minutos después, algunos de mis mejores amigos ya me habían llamado para meterse conmigo y, de una forma más o menos educada, decirme que era un calzonazos. La verdad es que sobrellevé sus burlas como buenamente pude y, un par de días después, el tema quedó en el olvido o, al menos, eso pensé yo en ese momento.

Una tarde, borrando imágenes del móvil, encontré una fotografía de la típica cadena de mensajes que circulan por los chats. Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que el contenido de aquella imagen era un pantallazo del mensaje que había escrito el día de San Valentín. Rápidamente, me puse a indagar en internet tratando de conocer la repercusión que había tenido aquel texto. Puse el hastag en el buscador y lo primero que apareció fue una noticia de un periódico de tirada nacional. Instintivamente, accedí a la red social en la que había escrito aquella carta. La verdad es que no había vuelto a entrar desde aquel día. Al abrirla, descubrí que tenía más de 2.500 nuevos seguidores y una docena de mensajes de personas dispuestas a conocerme. De la forma más inesperada, parecía que, al fin, mi vida iba a dar un completo giro y a tomar un nuevo rumbo.