María García, escolta del equipo español de baloncesto Perfumerías Avenida acaba de ser madre. Durante su embarazo ha perdido unos meses valiosísimos para asegurarse un puesto en la selección que jugará los juegos de Tokio. Pese a que ser madre era un sueño para ella, y que considere a su hija Lucía como un regalo, no puede dejar de pensar en su otra pasión, el baloncesto.
La temporada está a punto de terminar, y en los últimos partidos debe demostrar que puede estar en Tokio. Entrenó duro todos los días, jugó como nunca, pero aun así, cuando salió la lista de las convocadas, no estaba su nombre.
Lejos de desilusionarse continuó trabajando y el destino hizo que su sueño se hiciese realidad. La escolta de la selección se lesionó en un partido amistoso y el seleccionador llamó a María en su lugar.
Sería la primera vez que estuviese lejos de Lucía, pero se armó de valor y viajó para cumplir su sueño. Comenzó el torneo, la selección jugaba bien y fueron ganando partidos. Todos los días llamaba a su familia y preguntaba por su hija, aquello era lo que le daba fuerzas para seguir. En la fase de grupos fue una de las mejores, promediando una media de 19 puntos por partido. Sabía que su hija en un futuro vería sus partidos, así que se esforzaba al máximo para que estuviese orgullosa de su madre.
Hicieron un torneo perfecto, pero cayeron en semis contra Francia, pero después vencieron a Argentina, consiguiendo la medalla de bronce, que para ella sabía a oro.
Hizo tan buen papel en las olimpiadas que se ganó un puesto fijo en la selección y el destino quiso que en las siguientes olimpiadas, en París 2024, su hija pudiese viajar para animarla.