«Robándome»

Nunca pensé que iba a pasar una noche en la cárcel. Nunca pensé que algún día fueran a tratarme de delincuente, acusada de robo. Sí, yo, acusada de robo. Aún no me lo creo. R-O-B-O. Robo. Yo, una ladrona.

Todo empezó hace unos años. Era una joven inexperta, desconocida y pobre que había escrito una historia sobre su vida. Me daba miedo que mis allegados descubrieran mi relato, así que lo firmé bajo seudónimo y malvendí los derechos para poder comer.

Nunca esperé que fuera a tener éxito. Nunca pensé que fuera a entrar en la lista de los más vendidos ni que fueran a traducirlo a veinte idiomas a los dos meses de su publicación.

Lo llamaron "el libro del año". "La voz de su generación". "El libro que emocionaría a Spielberg".

Pasaron los años y se reeditó miles de veces. El original era un manuscrito escrito a mano y con las hojas cosidas con hilo robado del que no había hecho ninguna copia.

Y, sin quererlo, me convertí en una autora de éxito a la que nadie reconocía.
La autora de un libro que no tenía ni dinero para comprar.

Y por eso lo robé, agente. Me colé en el museo para recuperar lo que es mío. Para recuperar el manuscrito de mi novela.