«Somos tres»

- ¡Siguiente, por favor!
-¡Somos nosotros señor agente receptor!, dijeron los tres juntos agarrados de la mano.

El agente les miró sorprendido, ¿por qué venían juntos? Las reglas eran bien claras para entrar en ese país:
1. Sólo uno por persona y año.
2. Deseado y rechazado o ignorado.
3. Nunca ocurrido.

-Disculpen, ¿no conocen las reglas para entrar en este país, AyP, AyM y AyH? Porque se llaman así ¿no?

En ese momento AyP dio un paso adelante soltando la mano de AyM, que apretó más fuerte la de AyH...

-Disculpe señor agente receptor. Conocemos de sobra las reglas para entrar en el país de los besos no dados, pero es una situación excepcional. Créame si le digo que nunca antes vivimos algo parecido en el país del que venimos. Nosotros fuimos deseados, y mucho, por las dos personas implicadas en cada uno de nosotros y unidas para siempre las iniciales de sus nombres por la conjunción 'y'. Pero un terrible virus que atacó a todos los habitantes del país del que venimos impidió que ninguno de nosotros sucediera.

-No puedo ni imaginarme algo tan terrible- añadió el agente receptor muy atento a la explicación.

-Tampoco nosotros podíamos imaginar algo así-continuó AyP- Al principio tuvimos mucho miedo, el no poder existir fuera de un mismo hogar, ¡piense en los hogares de una sola persona! La incertidumbre era enorme. Luego nos fuimos adaptando, bueno, más bien se fueron adaptando las personas, que siempre lo hacen. Nosotros somos los besos que A no dio a su padre, a su madre y a su hermano, por eso somos tres, y por eso somos indivisibles. No podemos entrar en el país de los besos no dados si no es juntos, porque no sólo el deseo era el mismo, sino que además había AMOR, sí, así con mayuscula, como cuando es grande. Porque señor agente receptor, ¿qué será de cualquiera de nosotros solo si no entra en su país? Somos tres, y no puede dejarnos perdidos eternamente en ese limbo que hay entre la vida y el beso.