-No creo que sea tan difícil cuidar de unas medallas olímpicas, hay mucha vigilancia.
-¿No tendrías igualmente que vigilarlas en lugar de estar por teléfono?
- Si, pero estoy hablando y vigilando al mismo tiempo. No sé si lo sabías, pero soy una persona multiusos.
-Se dice multitarea Ana.
-Bueno, pero me has entendido eso es lo importante.
-Mejor te dejo no quiero estar implicado cuando pase algo.
-Verás que se entregarán a tiempo
(…)
-Axel necesito tu ayuda- sin uñas que morder ya no sabía que hacer, su amigo era su última opción para poder resolver su problema.
-Ana son las cinco de la mañana ¿no puedes llamar en otro momento?
-He perdido la medalla- sabía que iba a reaccionar de mala manera.
-Es normal perderla y más cuando se trata de ti, ya encontrarás una solución.
O tal vez no.
-Gracias que lo has entendido, pensé que te ibas a enojar- ya estaba aliviada, sabía que Axel encontraría una solución y la ayudaría.
-¿Entender el que? ¿Por qué tendría que enojarme?
-Por haber perdido la medalla.
-¡Como que has perdido la medalla!
Esa es la reacción que esperaba.
-Estaba durmiendo y cuando desperté ya no estaba, supongo que se habrá caído- ya no sabía por dónde buscar, había buscado en cada rincón, pero no estaba había desaparecido.
-A quien se le ocurre dormir cuando tiene una responsabilidad tan grande.
-Tenía sueño y estaba cansada no me culpes.
La puerta se abre dejando ver a un hombre mayor de traje acercándose a la chica llena de nervios por lo que fueran a decir.
-Becada Ana ha hecho un gran trabajo vigilando las medallas.
-Gracias- No sabía lo que estaba pasando ¿las medallas habían desaparecido o seguía dormida?
-Ana no me digas que te has quedado dormida con los ojos abiertos.