Habían pasado dos meses desde la publicación de mi libro; El misterio del diamante, ganadora del premio Planeta el año anterior.
Tras diez minutos de espera con la agradable compañía de los libros, recibí mi primera admiradora con una gran sonrisa. Respiré tranquila y satisfecha al percibir su gratitud por transmitirle buenas vibraciones con mi escritura. Es una sensación tan gratificante saber que mi trabajo y esfuerzo ha valido la pena, que me recarga de energía para seguir escribiendo.
Firmaba uno de mis libros cuando de repente Pol, el vigilante, me entregó una carta, según él, de un admirador que no tenía tiempo para esperar en la cola.
Según avanzaba la mañana firmando y posando para las fotografías de mis fans, dos hombres trajeados y con gafas de sol, desfilaban frente al puesto de libros de un lado para otro, parecían guardar las espaldas de algún político. Uno de ellos me pareció muy atractivo, mis miradas se perdían entre la gente hasta alcanzar aquel hombre misterioso que parecía estar esperando mi salida para protegerme de la multitud.
Cuando tuve unos minutos libres, abrí el sobre que me entregó el vigilante anteriormente, y leí las palabras escritas en el papel que se hallaba en el interior; "Disfruta del día porque no llegarás a esta noche". Un ardor desagradable trepó por mi garganta provocándome una sensación de ahogo, después logré atrapar una bocanada de aire y miré a Pol con semblante interrogativo.
— ¿Sucede algo Mary? —me preguntó Pol mientras tomaba la nota que le proporcioné con mi mano temblorosa.
— Quien te haya entregado esta nota, me está amenazando de muerte —contesté con un atisbo de ansiedad.
Pol se apresuró en enseñar la nota a los dos hombres trajeados, y de pronto el joven que me había parecido tan atractivo, se acercó y sujetándome del brazo con delicadeza, me sorprendió con sus palabras y su agradable aroma a Hugo Boss.
— Mary, debemos salir de aquí cuanto antes. Te lo explicaré todo por el camino —.
Me sentí tan cautivada que no pronuncié palabra alguna. En ese instante pensé que me hubiera marchado con él hasta el fin del mundo. Recorrimos la ciudad mientras me explicaba que uno de los escritores participantes en el certamen del Premio Planeta, había anunciado a través de sus redes que iba a zanjar su desconformidad con la ganadora del premio.
Una hora después, mi guardaespaldas me confirmaba la detención del sospechoso armado. Deseé su fuga para seguir protegida.
Le regalé mi libro con dedicatoria, incluyendo también mi número de teléfono.
Por un lado el sueño de un escritor cumplido y por otro la incertidumbre de temer por su vida.
Me ha encantado!
Saludos Insurgentes