«Una Segunda Oportunidad»

Steve siempre había odiado la Navidad. Todas esas fiestas, regalos y reuniones familiares le parecían una pérdida de tiempo.

—¡Los empleados bajan su productividad y esperan más dinero en estas fechas!— gritaba iracundo cuando le mencionaban los bonos navideños para sus empleados. 

Había alcanzado el éxito gracias a la ambición y dedicación absoluta a su empresa. No desfilparraba el tiempo en  pequeñeces. 

Pero no  esperaba aquel infarto... Y se encontraba ahora en aquella dimensión desconocida para él. Etéreo, incorpóreo  pero consciente de sí mismo. 

—Me siento extrañamente libre— Se dijo mientras observaba a su alrededor. 

Se encontraba en los suburbios de la ciudad, se veía mucho barullo en las calles y al atisbar por las ventanas  vió a las familias preparándose para la Nochebuena. 

En una de esas ventanas vio un rostro familiar...era uno de sus empleados...sí, era Juan Pablo, honesto, trabajador, responsable. Llegaba temprano y se marchaba a su hora correspondiente Nunca había ascendido como merecía porque se negaba a trabajar fuera de horario. Pero no lo llegó a despedir porque era excelente en su trabajo.

Ya dentro del sencillo hogar, vió a la abuela y la esposa de Juan Pablo faenando en la cocina mientras conversaban animadas, el abuelo y los 2 pequeños hijos poniendo, entre juegos y risas, los últimos toques al árbol de navidad. Juan Pablo, asomado a la ventana, sonreía con placidez.  

—Tuve satisfacciones por mis logros pero nunca sonreí de esa manera— reflexionó Steve en su interior incorpóreo. 

Ya veía a qué dedicaba Juan Pablo aquel tiempo valioso cuando no trabajaba. 

Sentados ya a la mesa, se acomodó entre ellos, no podía probar aquella deliciosa comida hogareña pero si podía sentir la calidez y el cariño de ese ambiente. 

El fantasma Steve sintió tristeza y pensó: 

—Si pudiera tener una segunda oportunidad...