Pedro Arrojo, mereció la pena nuestra lucha que culminó en éxito. Doy gracias por haber tenido la suerte y la oportunidad de conocerte. Tu forma de ver la vida fue un regalo en el momento más oportuno. Tu cabeza bien amueblada y tu gran corazón, nos dio la fuerza y el coraje suficientes para defender a los más débiles. Personas como tú son imprescindibles para poder crecer en lo personal y en el compromiso social. Un abrazo enorme y cariñoso desde Lerín. Navarra.
Consuelo Ochoa.
Consuelo Ochoa.