A LA DERIVA
Desolado y perdido me hallaba ante aquella situación incoherente, que nublaba mi razón y mi existencia terrenal.
Fue causa de aquella investigación que realicé, años pasados, sobre las escrituras desconocidas e imprecisas de aquella siniestra civilización sumergida, olvidada y primeriza de este mundo, planeta llamado tierra.
Me hallo confundido pues, tras la intención de descifrar en su momento dichas, la mente confusa se encuentra y la realidad de lo que escribo parece cobrar forma y parte de lo real.
No es mas sino, que el relato que escribo y lo hechos que constan, se tornan difusos como el sueño reiterado de despertarse estando dormido. La mente onírica viaja entre dos, enrevesando mi consciencia perceptible hasta el punto de no creer y desconfiar.
Los pasos que acompañan a mi andar se sienten ligeros y endebles pero costosos y pesados al avanzar, como si en el agua me encontrase; el efecto lupa en cuanto a la vista, no me deja enfocar aquello que con intención quiero observar y con dicho esfuerzo aparece la fatiga e irritabilidad de estos; siento como mi piel desprende el sudor de mi esfuerzo, a la vez que el tacto queda anulado debido a una sutil película que recubre y anula mi tacto…
No entiendo; no entiendo mi realidad…
Llevo años relatando, redactado, investigando y escribiendo, mis vivencias con respecto a lo real, pero me siento perdido y totalmente desubicado ante dicha situación, ya que no difiero o creo no diferir entre lo cierto e incierto de lo actual.
Probé el desconectar y el reposo con el fin de encontrar una solución y aun así no sé siquiera si lo conseguí, puesto que involuntariamente, dicha sensación me acompañaba e incluso la respiración me faltaba, como pez fuera del agua.
Los objetos se distorsionan, el sonido se vuelve opaco y sinuoso y de forma desagradable afecta a mi noche y día, causando tanto desencuentros aparentes y espontáneos, como inesperados y constantes con el entorno que me rodea.
Una de las mayores dificultades, es poder explicarle todo esto a con quien mantengo una relación o mejor dicho con quien la mantenía, dado que ante mí… No como sabría explicarlo, ésta, la chica con quien tanto tiempo había mantenido una relación, cada vez se sentía mas apartada y desconcertada e incluso atemorizada. Ella no dejaba de insistir en el hecho de que mi relación con la nueva novela iba más allá de lo normal, matizando una y otra vez que, desde aquella escapada de investigación, otra persona entró por la puerta. De hecho, y sin saber si es cierto, pues la noción del tiempo ha cambiado para mí, ya que como sumergido a gran profundidad todo se torna oscuro y negro, hablo sin saber con certeza si me ha abandonado, si sigue ahí o de su existencia, ya que los recuerdos se han vuelto como escenas de películas que hace mucho que no ves o que crees haber visto a causa de la influencia social, comentarios, publicidad, etc.
Chillaría, fuerte y alto, pero ni siquiera sé si puedo oír mi voz; llevo tanto tiempo callado sentado ante las letras, que las palabras solo retumban en mi cabeza y hablo constantemente dentro de ella.
Me ahogo poco a poco y las hojas del escritorio siempre están mojadas, no sé si por agua o por sudor, porque cuando miro al suelo, también me veo rodeado de infinidad de charcos e incluso desde el techo veo nacer nuevas goteras, las cuales no comprendo puesto que el origen es confuso, dado que vivo en pequeño apartamento de pocos metros y sin vecinos.
Me aislé por completo para la dedicación absoluta de la nueva novela, lo cual suelo hacer cuando la inspiración me aborda; pero esta vez es distinto ya que, a pesar de estar solo, creo recordar que hace poco, ella, con quien mantenía una relación, estaba aquí comentándome la suerte que tenía de tener a quienes tenía alrededor.
Me plasmo y me redacto a mí mismo por temor, pues las palabras solo fluyen como un rio caudaloso a través de mis dedos y de esta forma dejo en constancia mi confusión; la confusión que anula mi consciencia y la distorsión. Me siento cohibido ante el vaivén de mi suelo y no encuentro el momento de alzarme de donde mi cuerpo se asienta.
Quiero continuar con mi novela… Solo quiero continuar con mi novela y sentirme de nuevo a gusto y tranquilo haciéndolo, porque sé que es ésta, ésta es la definitiva y por el momento mi obra maestra, llena de misterio y verdad, de autenticidad y complejidad… Pero no me dejan, las aparentes voces rotundas me gritan y me hacen vibrar, alterando de esta forma mi pulso e impidiéndome avanzar. Y aunque intento descifrar que es lo que dicen, no entiendo, ni reconozco dichos sonidos, consiguiendo de esta forma desconcentrarme y aislarme de mi proyecto.
Estas anotaciones suelo hacerlas durante mis retiros para poder sostenerme y extraer nuevas ideas, producto de mi experiencia propia y sensación, pero temo por la sostenibilidad de mi ser y no comprendo el qué está ocurriendo.
La fatiga y la desesperación me acompañan constantemente y mi personaje se ve cada vez más carente de vida y de realidad; no me siento identificado y no sé como solucionarlo. Él está ahí y yo estoy aquí, somos el mismo, yo soy él y él soy yo, y no nos entendemos por qué se encuentra en una encrucijada decisiva para su avance y significado del recorrido.
Necesito andar o mejor dicho nadar, para llegar y descubrir qué es lo que ocultan, qué es lo que me quieren decir y así poder descifrar su significado…