Le conocí a través de un hashtag. Al clicar en él por primera vez, fue como introducirme en un mundo nuevo. Su sonrisa, su cabello, sus ojos, su cuerpo, todo, hizo que me estremeciera. Algo en el interior de mi mente provocó que cambiara mi comportamiento, mis costumbres incluso mis prioridades. Aquel hashtag se llamaba #amor que, a simple vista, puede ser cursi, sin embargo, para mí fue mi mayor triunfo.
Su nombre, Jimmy Jones Flores y, tenía seguidores por todo el planeta. Su segundo apellido hacía honor a su afición, fotografiaba flores allá donde iba. Muy bellas, por cierto, aunque a mí me interesaba él. Por lo que comencé a seguirle a través de sus hashtags.
El día que conseguí dar con Jimmy, había captado una hermosa margarita y la publicó en su Instagram. Al descubrir dónde se había elaborado esa fotografía, mi corazón dio un vuelco. Estaba solamente a un kilómetro de distancia. Así que sin pensarlo corrí en su busca.
Así pude lograr mi objetivo, mi mejor hashtag y el más visitado por todo el mundo, #elasesinatodejimmyjonesflores. Fue rápido, el veneno había cumplido su cometido. Coloqué varias flores sobre su cuerpo y tras realizarle varias fotos, las colgué en mi Instagram junto a mi prodigioso hashtag. Aunque pase mi vida entera entre rejas, nadie volverá a decir que soy una pringada ni una inútil. Parte de aquellos desprecios que recibí en el colegio, habían sido vengados por fin, la siguiente persona que iba a ser castigada, la tenía apenas, a tres celdas de mí.
Giros constantes que dan dinamismo.
El giro final estremecedor.
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes