«Agridulce»

Mientras caminábamos vimos como avanzaba un autobús y se detenía en la parada de enfrente.
-Ese es el mío.
-Ah... ¡Pues corre no lo vayas a perder!
Me dio las gracias, sonrió y se despidió agitando la mano mientras avanzaba corriendo hacia la parada.
Me quedé expectante mientras se paraba en la cola. Y vi como a lo lejos me alzaba la mano y la agitaba para despedirse de mí.
Sonreí y repetí el gesto. Me marché con un sabor agridulce, pues hubiera preferido que se quedara un rato más conmigo.
Al día siguiente le pregunté qué había hecho.
-Tuve una cita - me respondió.
-¿Con quién? ¿Con tu novio?
-Sí.
- Ah, que tienes novio... ¿llevas mucho tiempo con él?
- Dos años.
- ¿Tú, tienes novia?
- No.
- Pues mejor.
- ¿Por qué? - contesté mientras me reía levemente.
- Porque sí, menos complicaciones...
Cuando me marché volví a experimentar esa sensación agridulce. Pues el que tuviera novio era un mazazo, pero por lo que me dijo tuve la sensación de que no estaban muy bien, que no era una relación sana y que pronto acabarían por separarse. Aunque únicamente éramos amigos, pero claro está que yo sentía atracción por ella.
Los próximos días ella estuvo cada vez más distante y cuando le pedí que me mandará unas fotos que nos habíamos hecho me dijo que las borró porque su novio es muy celoso y a veces le mira el móvil.

Una noche me la encontré en su puerta hablando por teléfono. Le propuse dar un paseo, subir a la montaña a contemplar la luna llena. Hacia una noche espectacular.
- Estoy hablando con mi novio, si corto ahora la llamada va a imaginarse que me voy contigo...
- Y se enfadará, ya... Lo entiendo. Bueno, pues nada... hasta luego.
- Hasta luego, quizás otro día...