A mi hermano, Theo
13/09/96
Hermano, ¿te acuerdas de mí? ¿Aún sigues en ese piso de París? Soy Amaya. Mi niña Ana está en apuros. Ella apenas había empezado a dar sus primeros pasos cuando sucedió lo de sus hermanas mayores; Teresa y Laura.
Teresa era huraña y retraída, Laura, los primeros rayos de sol del este… Laura desapareció, y Teresa huyó poco después. Yo esperé recuperarlas, pero los días pasaron y todas mis esperanzas desaparecieron cuando encontraron sus restos irreconocibles de la mayor en un contenedor un año después.
No cuando la enterramos junto a su abuelo.
No cuando nos dijeron que había sido torturada cruelmente y de forma desalmada, ni cuando el cura rezó por su alma.
En aquel punto abracé a Dios por desesperación.
No supe nada más de Teresa... pero ella fue la última que vio a su hermana con vida al salir del colegio.
Mi alma se fue consumiendo poco a poco, y junto a él mi cuerpo se fue consumiendo sin que la edad lo requiriera.
No muchos años han pasado, pero en vieja me he convertido; mis manos son débiles y frágiles, mis piernas temblorosas y enclenques.
Soy un esqueleto con carne andante, una mujer a la que le arrancaron el corazón.
Mi marido se ahorcó en la habitación de Laura.
Estoy sola y débil, aunque ahora veo la luz, siento el aire, el agua de la lluvia resbalar por mi cuerpo, olfateo las flores... Ahora puedo seguir viviendo aun sin cuerpo, sin cuerpo… como Laura.
Te pido, Theo, hermano mío, que cuides de la última fracción de mi alma que aún respira y vive. Te pido que cuides de ella cuando yo no esté. De mi Ana, de mi pobre ángel.
No me queda mucho, Theo.
Te lo imploro.
Amaya Fuentes
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes