Enterrado entre tus piernas, donde siempre me ilusionaba y me salían las mejores ideas… hoy noto la asfixia que me dejó tu adiós. Yo solo supe, tal vez, amarte, desde mi máquina de escribir y llenar tu buzón de versos. Si tú me decías ven… yo volaba.
Hoy se me cae el pedestal de la virgen de mis pecados y la flor de mi musa, ¿que puedo hacer yo ahora? - Callar mi corazón, para que todo recuerdo de ti no me haga enloquecer.
Me quedo tullido, con un alma oscura y un corazón que ya sólo late para mí. Te he robado la fuerza, yo, un bohemio escritor que necesitaba la energía de tus ojos. Un egoísta egocéntrico que te adoraba como a mi musa, no como mi amante, ni mi compañera…
No sé cómo puedo terminar el verso de tu cuerpo, hecho de letras y metáforas…
Fuiste la mejor, me hiciste vibrar y hoy, solo eres un poema que termina con mi conciencia frustrada. Puedo terminar el libro, como una historia de amor que pasó a ser leyenda, en tiempos de decadencia emocional. Perdido me sumerjo en la tristeza y hago para ti un puente para que corras hacia los brazos que puedan hacerte mujer… ya solo formas parte de mis sueños.