«Awat»

Medianoche de nuevo. Le oía llorar y aunque me maldecía por haber optado por la lactancia materna a la vez pensé quién iba si no a ayudarme con los biberones. Sí, mamá podría venir de tanto en cuanto y hacer turnos conmigo por la noche pero estoy segura de que no sería capaz de mirarle y no preguntar una vez más en qué estaba pensando cuando lo engendré. Y yo también lo pensaba, mientras lo miraba succionando agarrado a mi pecho, mientras nuestras miradas se cruzaban instintivamente. Eres lo mejor y lo peor que he hecho en mi vida, lo mejor porque nunca he sentido mi corazón latir más fuerte, y lo peor, te seré sincera, porque me agotas, me estresas, me llevas a la extenuación y en ocasiones hasta me anulas. Y me recuerdas terriblemente a él, el mayor fallo de mi vida. ¿Te cuento un secreto? Te utilicé. Pensé que contigo conseguiría que permaneciera a mi lado y lo único que conseguí es que saliera huyendo como solo lo hacen los cobardes. ¿Y sabes qué he conseguido? La mayor de las victorias, soltar lastre y tener el más verdadero amor junto a mí, ahora abrazado sobre mi pecho. ¿Podrás perdonarme algún día por lo que te he hecho? Pero es tan terrible verte reflejado en él, tan pequeño y ya veo su mirada y su sonrisa, incluso como frunces el ceño cuando estás enfadado. Esa es la triste dicotomía que sufro contigo, que como te he dicho, eres el reflejo de lo peor que me ha pasado y a la vez me muero de amor por ti. Supongo que es demasiado pedirte que me lo expliques. Pero tu nombre reflejará lo que vamos a recorrer juntos Awat, y tú y yo juntos nunca necesitaremos a nadie más.