«Bienvenida al mundo»

Era otra fría noche de invierno cuando mi madre me acurrucaba con sus brazos, me acariciaba lentamente y lloraba de alegría. Siempre me había contado historias sobre cómo era el mundo que me esperaba, pero hoy era diferente…Estaba hablando con más personas, o al menos eso creo, ya que escuchaba más voces a mí alrededor, escuchaba respiraciones agitadas, notaba abrazos sin parar, incluso escuché mil veces la palabra enhorabuena. De repente, sentí como me comían a besos sin poder verme, era una sensación preciosa, y tal fue mi alegría que di una patadita para que mi madre la notase, y así fue como un pequeño grito emanó de ella, era la primera vez que me atrevía a hacer algo así, pero me sentí bien, como si pudiera decirle que estaba aquí, que me tenía aquí… Se sentía emoción en el ambiente, y también el brindar copas, fue entonces cuando sentí el brazo de mi papá protegiéndome del mundo, al mismo tiempo que sentía su piel erizándose ante las palabras que acababa de pronunciar en voz alta, ¿queréis saber qué dijo? ¡Iba a ser niña y sería tan valiente y preciosa como su madre!