«¿BRUJA YO?»

¿Sabes vosotros lo que significa ser bruja?
No soy malvada, ni luzco verruga en la nariz. No me considero fea, ni tengo el poder de volar sobre una escoba, en lugar de eso monto una desvencijada bicicleta.
¿Por qué llamarme bruja?
¿Acaso creéis que cuento con poderes mágicos que el mismo Diablo me concedió?
Tan sólo comparto un par de rasgos de personalidad con esos personajes de cuento: la mala leche y mi lengua viperina.
Y no es que menosprecie la figura de las brujas, todo lo contrario.
El significado de la palabra bruja en inglés “witch”, tiene connotaciones hermosas. Significa “mujer sabia”, aunque yo tampoco me considero una mujer sobresaliente en lo intelectual. Soy una joven contemporánea y “normalucha” físicamente.
Podemos sumarle a todo esto, que practico la profesión -para mí- más bonita del mundo: la enfermería.
Antiguamente en ciertas culturas, las mujeres que se dedicaban a fabricar ungüentos sanadores o que utilizaban las plantas y recursos naturales para sanar, eran consideradas hechiceras. Y para las mentes más cerradas y retrógradas, eran brujas peligrosas y temidas por su magia curativa.
Y ahora voy por la calle con mi cabeza alta y mi minifalda corta.
¿Tengo que aguantar que me humillen con frases grotescas que me hacen llegar bocas maleducadas desde un andamio?, ¿pero esto qué es?
Soy mujer y vivo la vida como quiero. Mi ropa no habla por mí, es parte de mi identidad, pero no me define como persona.
Si contesto a los insultos, ¿tienen derecho a llamarme BRUJA?
Soy y seré siempre libre.
LIBRE para dedicarme a CURAR, para vestir con SOMBRERO DE PICO o minifalda, y nunca me someteré a ningún verdugo que no respete mis opiniones.
Se habla de que las primeras feministas fueron las brujas, ¿verdad?
Quizá un poco brujilla si que soy…