«Carta a quien fue mi inspiración»
Cuando te conocí la inspiración llegaba sola, de una simple mirada podía escribir un cuento, o de aquellos nervios cada vez que te sentabas a mi lado haciendo ver qué teníamos que revisar algo en el ordenador y yo como si me lo creyera, que mal disimulábamos los dos pero como disfrutábamos esos momentos que a pesar de casi no poder respirar deseábamos que fueran eternos.
Podía escribir poesía con solo verte bajar las escaleras al llegar a primera hora con tu cara de recién levantado, adormilado y tu saludo de medio lado porque te faltaba un café, o dos...y si te sorprendía trayéndote un zumo natural que casualmente había sobrado (o no) de cafetería, de tu reacción podría haber hasta inventado una melodía.
Si, cada instante era mágico, era una inspiración, era casi automático porque cuando se trata de acelerar el corazón las palabras salen solas de tal manera que casi parece arte.
Desde que tú decidiste alejarte casi sin dar explicación ya no me sale nada, porque mi mente no entiende y no encuentra lógica a que pude haber hecho y no hice o viceversa, si al menos comprendiera, aunque fuera que simplemente he sido un error para ti quizás podría con el tiempo volver a soñar. Pero hasta en eso siento que me robas el respirar y lo único que hago es pedir al cielo una señal de si volveremos a abrazarnos algún día, alguna noche, entre sábanas blancas o a escondidas en el coche, pero tenerte, tocarte, rozarte y sentirte al cerrar los ojos antes de dormir, tal vez en otoño, o en invierno, supongo que te esperaría hasta cuatro estaciones más, pero la incertidumbre me anuda el estómago y ya ni escribir, que es mi otro amor, puedo.
Ojalá, ojalá y para siempre volviera mi Daniel, quiero decir mi inspiración. Ya no sé quién es quién.
Si alguna vez me lees disculpa mi paréntesis creativo, y aunque no me gusta culpar a nadie en este caso el único culpable eres tú.
Por último, perdona el atrevimiento, pero sinceramente creo que alguien en esta vida no te ha cuidado como debía, no te ha dado tu valor y te has olvidado de que una lluvia no hace abril, que quererte es muy fácil y valorarte irremediable.
Así que si algún día te atreves a amar sin miedo, a expresar un poquito, a dejarte mimar y por aquella suerte del destino me vuelves a elegir escribiré cada detalle de todo lo que me has hecho y me haces sentir.
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