Ciento cincuenta días de silencio. Sé exactamente los días que hace que dejé de escribir porque son los mismos que hace que ella se fue.
Por momentos pensé que se había llevado mi inspiración.
Con ella se fueron mis ganas, mi entusiasmo, mi confianza y casi mis fuerzas para respirar. Por eso me quedé en silencio durante un tiempo. Porque para escribir hay que estar muy viva por dentro y yo ya no.
Hoy me desperté con ganas. Con palabras que se me agolpan y se tropiezan queriendo salir a borbotones. Hoy. Hoy empiezo a encajar las piezas de un puzle que se me desmontó en un segundo y me puso la vida patas arriba. Todo lo que dejó de tener sentido, hoy parece volver a tenerlo.
Porque, como me dijo una vez una buena amiga; “ella solo es la chispa, la pólvora eres tú”.
Y así es. Las palabras, el don para expresarlas, y todo lo que tengo dentro; soy yo. No ella. Por eso, ella pudo llevarse muchas cosas, pero no mi (super)poder para escribir. Para soltar, para decir, para contar. Para conectar, para transmitir y, en definitiva, para sentir.
Porque escribir también es eso, sentir.
Por eso, ciertos sentimientos nos pueden dejar en silencio durante un tiempo. Un corazón roto, un alma destruida y decepcionada, quizá necesite callar cuando lo que hay dentro no merece ser dicho.
Pero todo pasa. Todo se reconstruye. Todo vuelve a florecer.
Los corazones rotos vuelven a unirse, las heridas cicatrizan y el dolor se va. Y cuando el momento llega, las palabras (re)aparecen.
Sí, por momentos pensé que se había llevado mi inspiración. Ahora sé que lo que realmente se llevó fue una parte de mí y que yo, para escribir, me necesito entera. Y que aquí estoy de nuevo, llena de cosas que decir. Porque la pólvora sigo siendo yo y en el mundo hay muchas más chispas que me encienden, que me mueven y que sí, me inspiran.
Hoy sé que en la vida podrán quitarme o darme muchas cosas, porque así es el amor. Pero siempre me van a quedar las palabras, incluso cuando necesite estar en silencio.
Hoy, mis palabras y yo, hemos vuelto.
Un escritor sin su musa no es nada.
Enhorabuena!
Saludos Insurgentes.