«Claridad dentro del caos»

8,30 am,11 Septiembre.

Segundo café de hoy, debería tomar menos café, dejar de fumar e ir a ese gimnasio de 150 dólares al mes cuyos tornos de acceso me han visto desfilar apenas dos dias en seis meses.

Me siento últimamente abrumado por la carga de trabajo, maldita recesión, tengo una sensación extraña, me cuesta concentrarme, la reunión de las nueve puede marcar mi futuro, pero apenas me preocupa.

Súbitamente dejo de releer el informe, avanzó firme hacia los grandes ventanales de mi despacho, suspiró, y contemplo las maravillosas vistas, me pregunto porque no lo hago más a menudo, siento una calma extraña, me da paz, tengo la necesidad de seguir mirando, observo la torre norte, me cuesta apartar la mirada de ella.

Vuelvo a mi informe, decido cerrarlo, salgo del despacho y me abordan tres compañeras que me hablan, gesticulan, y señalan la sala de reuniones, no prestó atención a nada de lo que me dicen, querrán ultimar los detalles de la reunión, aunque eso no va a ser posible, tengo la necesidad de huir de esa oficina, de bajar las escaleras corriendo y de tener una conversación conmigo mismo, la primera en años, honesta y sincera.

Tras bajar tres pisos por las escaleras, me detengo y una carga de energía indescriptible invade mi cuerpo, son las 8,40 am, regresó a mi despacho, y a las 8,45 miro instintivamente por la ventana, a gran velocidad se acerca a la torre norte un avión... choque, fuego, destrucción.

Enseguida pienso que ese avión no se ha estrellado por accidente, debo insistir en la oficina que bajemos los 93 pisos cuanto antes,organizaré la evacuación aunque tal vez me cueste la vida.