«#ComunicadoOficial: blanco carnaval»

París. 25 de febrero. Desfile por las calles de la capital francesa de los disfraces más exclusivos y elegantes. Los aledaños están repletos de gente disfrazada con los más peculiares atuendos. 

Pero, entre todos, destaca uno. Una tortuga ninja que se escabulle entre la multitud. Donatello, más específicamente.

Con tanto jolgorio es imposible ver cómo la tortuga morada se cuela en el interior del museo Louvre y recorre los pasillos con nerviosismo.

En el interior del museo está la ‘Madonna con el Niño’, una obra de terracota policromada del año 1440. Parece que nuestra tortuga va en búsqueda de esa maravilla para disfrutar de lo que un día hizo su tocayo.

Pasa las salas, no se detiene ante la ‘Mona Lisa’. Tampoco se inmuta cuando la ‘Venus de Milo’ se le aparece de frente y solo mira de reojo a ‘Las bodas de Caná’ de Paolo Veronese.

Pero algo atrae su atención en lo alto de la escalera Daru. Una persona más mayor con traje, corbata y una sonrisa enorme le recibe en el último escalón. Esta se quita la máscara veneciana con la que había despistado a todo el mundo.

Por su parte, Donatello (la tortuga), se descubre también y se quita la bandana morada que cubría su cabeza

Entonces, por arte de magia y con los ojos llenos de lagrimas después de tanto tiempo esperando este momento, Florentino Pérez y Mbappé se funden en un largo abrazo que, a partir de ahora, ya será eterno.